Wednesday, August 24, 2011

Culpa, dolor, vergüenza, rabia, confusión, incredulidad, temor, ansiedad y mil dudas rondan por su cabeza. Qué es lo que realmente se debe hacer. La opinión de Martha Escamilla y Lidia Gesteira.

¿Su hijo/a les acaba de decir que es gay?…¿Culpa, dolor, vergüenza, rabia, confusión, incredulidad, temor, ansiedad y mil dudas rondan por su cabeza?…. Es normal. Como cualquier padre ustedes quieren lo mejor para su hijo/a y lo que menos desearían es que lo discriminaran por ser gay.



Lo primero que deben hacer es mantener la calma. No digan ni hagan nada de lo que se puedan arrepentir y plantéense la pregunta ¿qué tan importante es para ustedes tener a su hij@ en sus vidas? Y con ello en mente, vivan el proceso, que aunque puede ser difícil por educación, cultura, presión social, etc., pueden usarlo para ‘educarse’, y así fortalecer el amor, la familia, aprender a resolver conflictos y practicar el amor incondicional.

No traten a su hijo como si hubiera cometido un crimen por ser gay, el/ella está obedeciendo a algo que siente y nadie es responsable de ello. Sigue siendo la misma persona que siempre han amado: dulce, inteligente, alegre, simpático y tierno. Mantiene intactos los valores con los que fue criado por ustedes. Recuerden esto, y ojalá puedan ir más allá de sus prejuicios. No piensen en lo que debería ser (bajo su punto de vista), piensen más bien en lo que es y acepten la situación y a el/ella. Este es el mejor regalo que uno le puede dar a alguien. No le den razones a su hijo/a para pensar que hubiese sido mejor no contárselos.

Si vienen las dudas y se preguntan: ¿Qué hicimos mal? ¿Qué le faltó; tal vez no estuve tan presente; tal vez yo fui muy duro?… Quizás esto sucedió porque termino con xx y esta despechado y quiere ensayar algo diferente. ¿Fueron sus amigos quienes la convirtieron en ‘esto’?...Nunca nos gustaron esas amistades. ¿Tal vez está haciendo esto para castigarnos, o será esto solo una etapa de su vida como todas ‘las locuras’ que ha tenido? ¿Cómo se curará esto? ¿Qué dirán en el club? ¿Qué dirá mi jefe? ¿Nos vamos a quedar sin nietos? Entiendan que nadie convierte a una persona en homosexual, tampoco es un acto de rebeldía, no es una fase y tampoco es una enfermedad. Recuerden el querer convertir alguien homosexual en alguien heterosexual, es injusto, contraproducente, ineficaz, peligroso y sobre todo imposible.

El aceptar que su hijo es homosexual, implica elaborar un duelo a la heterosexualidad. Todos los padres tienen unas vidas ideales creadas en su mente para sus hijos y cuando el sueño y las ilusiones de que se case con una persona del sexo contrario y les den nietos se rompen, habrá un proceso de duelo a varios niveles y sentirán dolor, negación, incomprensión, estarán en choque, desearán cambiar a situación, sentirán vergüenza por lo que las personas puedan pensar, rabia, culpa, depresión y por último podrán aceptar la situación.

Sabiendo que la homosexualidad no es una enfermedad y que por ello no tiene tratamiento, lo que nos debemos plantear es que nuestros hijos sean felices y que ellos sean los que lleven a cabo sus sueños. Que al igual que se pueden elegir los amigos, las carreras, los trabajos, haya la misma libertad a la hora de escoger a la persona con la que pasarán el resto de sus vidas. Y si es feliz sea homosexual o heterosexual ¿no es lo que deseamos todos los padres?

Es importante que en el proceso de aceptación, sean pacientes con su hijo y su hijo con ustedes. Todos en la familia van a necesitar tiempo para adaptarse a la nueva situación, para aceptarlo y decírselo a otros de una manera natural.

En cuanto a la preocupación sobre cómo será la reacción de los demás cuando se enteren, del qué dirán, del temor al rechazo, etc. es posible que esto ocurra. Pero gracias a las muchas investigaciones que es han hecho, las actitudes hacia la homosexualidad, por suerte, van cambiando. Las personas comienzan a valorar a los demás por sus cualidades, actitudes, conductas y comportamientos. La orientación sexual deja de ser un catalizador de la persona y pasa a ser una característica más del ser humano.

Si embargo, si les cuesta aceptar la realidad de su hijo, exploren qué hay mas allá que su hijo sea gay con referencia a ustedes. Es decir, si su hijo es gay ¿esto que quiere decir de ustedes como padres? ¿Le temen a lo que diga la iglesia? Se sorprenderán escuchar que hay padres que prefieren que sus hijos sean ladrones a ser homosexuales. Otros padres piensan que por ser malos padres sus hijos son gay o sienten vergüenza ante los amigos, comunidad, etc.

Para que su hijo haya llegado a contarle que es gay, es porque les tiene confianza, quiere su apoyo y quiere vivir sin apariencias. Él/ella lo ha pasado mal, ha tenido conflictos, dolor, culpa, angustia, pues ser gay, no se trata de algo de fuerza de voluntad, de dejar de sentirlo o de una etapa. Aunque si bien, existen muchos muchachos que se permiten experimentar sexualmente con personas del mismo sexo, no por ello son homosexuales, pero cuando alguien ‘sale del closet’ y dice soy homosexual, es porque el tiempo ha pasado y la orientación sexual hacia alguien del mismo sexo ha persistido. El que su hijo le esté diciendo que es gay, amerita coraje y lo único que necesita es su amor y apoyo. No se lo niegue, él ya ha sufrido suficiente, por algo que es ajeno a él/ella.

Es interesante ver la reacción de los padres. Unos dicen: si él lo sabía hace años, ¿Por qué no me lo dijo antes? Otros dicen: para qué me lo dijo. Hubiera preferido no saberlo; ojos que no ven corazón que no siente. Si su hijo no se lo dijo antes, fue por varias razones. Él mismo tuvo que hacer su propio proceso, pensó que tal vez un día se le pasaría, o trataría de tener una pareja del sexo opuesto, para que se fuera pasando, por que temía a su reacción o por que no le quería causar dolor.

Cuando estén listos para hablar, pregúntenle a su hijo cómo lo pueden apoyar, qué significa para él ser gay, cuáles son sus preocupaciones. Desde el punto de vista humano y espiritual pregunten que significa eso para él, qué le ha enseñado. Si tiene pareja, conózcala, gane otro hijo en lugar de perder uno y vivir con el corazón apretado. Concentre su atención en lo que él necesita ahora. Todos tenemos un alma y el alma es asexual.

Si necesitan tiempo para asimilar la situación, hablen con su hijo. Explíquenle respetuosamente que no están listos para hablar. Háganlo sin juzgarlo o condenarlo, mientras se toman el tiempo. Síganle mostrando su afecto mientras trabajan en ustedes, en lugar de quedarse lamentándose y preguntándose ¿por qué? ¿Por qué a mí? Con esa posición pueden dañar a la familia, a su hijo y a ustedes mismos.

Si no está de acuerdo con la orientación sexual de su hijo, de todas maneras debe respetarlo. Él o ella los honraron contándoles sobre este aspecto íntimo, luego honren esta información. No se la cuenten a otros. Dejen que él/ella lo irá haciendo a medida que considere que las otras personas merecen saberlo y que es seguro compartirla. Recuerden su estabilidad como padres, el apoyo que le den a su hijo, le ayudará a adaptarse mejor a la sociedad y si le cuesta hacerlo, busquen ayuda psicológica. Verán cómo en pocas sesiones se siente mejor.

Su hijo podría vivir sin ustedes, pero todo sería más fácil y bonito si forman parte de su vida, independientemente de a quién tenga ella en el corazón.



POR: Martha Escamilla es psicóloga especializada en Trauma www.traumatreatments.com

Lidia Gesteira es experta en Mediación y Orientación Familiar. Psicóloga Pedagoga - Neuropsicóloga y maestra en educación Infantil

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