Tuesday, September 6, 2011

Es discriminatorio afirmar que quienes deciden en el mundo de la moda y son homosexuales exigen flacura enfermiza y androginia en las mujeres.

Sin el feminismo, los derechos de los homosexuales no existirían. Los homosexuales de Gran Bretaña estarían presos, casados o muertos. Sin embargo, hay una mentira homofóbica que repiten tan a menudo columnistas mujeres y feministas, que se ha convertido en algo aceptado: que la obsesión occidental por la flacura y los talles menos que diminutos, así como la consiguiente crisis de autoimagen es culpa de los varones gays . Los diseñadores de modas homosexuales prefieren modelos escuálidas, se dice, porque quieren que las mujeres parezcan muchachos. Quieren que las mujeres parezcan jovencitos carentes de curvas.

La siguiente frase se publicó la semana del 7 de agosto en el Observer de Londres: “Hace mucho tiempo que se dice que la moda es una maniobra de los diseñadores – en su mayor parte gays- para que las mujeres se parezcan más a los hombres: nada de pechos, sin caderas, tan delgadas como un muchacho.” Otro diario británico, el Daily Mail , publicó este año algo similar: “La elite de los diseñadores, que en su mayor parte son gays, ha creado diseños de pasarela para adolescentes prepúberes y quiere modelos que cada vez tengan menos aspecto de mujeres (…) Los diseñadores quieren mujeres que se parezcan cada vez más a muchachos.” Nunca se ha desafiado esa teoría, y se ha convertido en una afirmación socialmente aceptable del pensamiento homofóbico . Pero no es aceptable . No es más que bilis procedente de la cavidad más oscura de los pulmones del feminismo. ¿Por qué, entonces, el argumento es una tontería tan nociva? Algo implícito en esa creencia de que los diseñadores homosexuales quieren que las mujeres tengan aspecto de efebos es que los hombres gays sólo son capaces de encontrar belleza en lo masculino, que al hacer más andróginas a las mujeres éstas se vuelven más atractivas, que a los hombres gays les gusta más la adolescencia que la masculinidad. Nada de eso es verdad.

Si se piensa que los hombres gays sólo pueden apreciar la estética andrógina o la masculina, basta con ver el arte que crearon hombres gays: La Pietà de Miguel Angel o la Magdalena penitente de Caravaggio. También se podría advertir la adoración por las mujeres femeninas en los gustos musicales de los gays contemporáneos. Beyoncé, por ejemplo.

Independientemente de lo masculina – o adolescente, según la retórica imperante- que par eciera una mujer, un diseñador gay nunca la encontraría atractiva en el plano sexual.

¿Por qué, entonces, moldearían de forma deliberada a las mujeres en esa presunta dirección? ¿Qué sentido tendría? En resumen, a los hombres gays les gustan los hombres, no los niños.

Ganador de los premios Journalist of the Year y Best National Newspaper Feature por su investigación sobre los terapeutas que dicen que “curan” la homosexualidad.


POR: The Guardian, 2011. Traducción de Joaquín Ibarburu. CLARIN

ARREGLOS:ALBERTO CARRERA

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